En el tren te avisan que estas por llegar, obviamente en
Chino, entonces no se entiende nada, pero en general cuando hablan faltan 10
minutos para bajar.
Los del Hostel Xiangzimen nos fueron a buscar a la estación
de tren, y en 20 minutos habíamos llegado y hacíamos el check in. El Hostel
está buenísimo, re bien ubicado céntricamente, con un comedor amplio, una sala
de wifi bien grande también, con sillones bien cómodos. La atención fue genial,
muy amables todos.
Llegamos y nos encontramos por primera vez con gente del
grupo de viaje!!! Fernando, Luciana, Nacho, y amigos nos tiraron piques del hostel,
y de Xian en general. Un golazo!
La sensación en Xian fue de más tranquilidad que en Beijing
y Shangai, y la belleza de la ciudad es increíble, porque conserva más
arquitectura de la china antigua: la ciudad amurallada con paredes altísimas y
típicas, y varios templos en las cercanías de la muralla, es como que hay más
para conocer, sin tener que recorrer tantos kilómetros. Todo está más a la
mano.
Y se venía otro de los días importantes de China: la visita
a los famosos Guerreros de Terracota. Estos Guerreros son un conjunto de más de
7000 figuras de guerreros y caballos de terracota a tamaño real, que fueron
enterradas cerca del primer emperador de China de la Dinastía Qin, en 210-209 antes
de Cristo. Averiguamos para llegar y no quedaba cerca del centro de la ciudad,
por lo que tuvimos que tomar un bus de línea, para llegar a la estación de
buses que te llevan hasta los guerreros.
Nos habían advertido de algunos precios que no debíamos
pagar, como 7 yuanes por persona el viaje, pero al no existir otra alternativa,
lo terminamos pagando y en cuestión de casi 2 horas estábamos en los guerreros.
A la entrada nos volvimos a encontrar con Fernando, Luciana y
el grupo entero, que salían del paseo, y nos tiraron otro pique para recorrer
los galpones de los guerreros: “hagan primero el 2, después el 3, después el 1”,
o algo así. La cuestión era que el galpón más impresionante, el 1, teníamos que
dejarlo para lo último, era como la frutilla de la torta.
Cuando llegamos al galpón 1, la emoción fue grande:
estábamos frente a los famosos guerreros de terracota. El escepticismo nos hizo
en algún momento cuestionarnos si realmente algo tan perfecto, tan prolijo,
podría haber sido encontrado así de casualidad. Además el galpón está
perfectamente montado para la visita turística, inclusive al fondo está montado
el equipo de restauradores que trabaja (diariamente quizás?) en la reconstrucción
de piezas de los guerreros y/o sus caballos. Más allá del escepticismo,
estábamos felices de estar ahí.
A la salida estábamos muertos de hambre y además el trajín
había sido duro, todo el día para llegar y visitar a los guerreros… per bueno,
había que emprender la vuelta primero, para después comer!
La elección igual estuvo buena, porque terminamos cenando en
un restaurante típico chino, llamado “Big Bowl”. Por 13 yuanes (unos 40
uruguayos), nos sirvieron terrible bowl de noodles (tallarines), con vegetales
y pollo cortado, todo en una salsa muy gustosa. Además de esto, pedimos otros
platos con carne, ayudados por una comensal que hablaba inglés y nos ayudó a
comunicarnos con las mozas que solo hablaban chino. La pregunta crucial había
sido respondida: no es picante. Sin embargo, cuando lo probamos, no nos
convencíamos de cómo no se dan cuenta de que SI es muuuuuy picante!!! Imposible
de comer. Pedimos más noodles.
Al otro día ya se terminaba China, el gran país oriental en
el que nos sentimos muy a gusto, a pesar del choque cultural y de la barrera
idiomática, dado que la gente siempre estaba dispuesta a encontrar la forma de ayudar.
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